Ser ciudadano, ciudadana co-responsable de lo que le pasa en y a nuestro mundo tiene que ver con entendernos y transformarnos activamente tanto a nosotras mismas, como a nuestros entornos. Esto pasa por desarrollar determinadas competencias tanto intelectuales como emocionales y actitudinales.
El juego teatral y cooperativo aporta a la Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía Global (EpDCG) un camino, una metodología, una manera de hacer vinculada al aprendizaje emocional y actitudinal, no solo intelectual. Conecta lo emocional, lo corporal, lo afectivo con los conocimientos intelectuales desarrollados en la mayoría de las acciones de EpDCG.
En este sentido, las principales habilidades que el juego teatral y cooperativo ayuda a desarrollar en la educación y la EpDCG son:
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Profundo respeto por lo humano, por cada
persona (empezando por uno/a mismo/a), con sus capacidades y dificultades,
sus conflictos y sus procesos particulares.
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Desarrollo de la empatía, que es fundamental en cualquier planteamiento de
EpDCG. Ponernos en el lugar de otro ser humano, esté cerca o lejos de nosotros,
sea parecido o distinto a nosotras, es imprescindible para completar nuestro
entendimiento del mundo, para movilizarnos y empujarnos hacia eso que llamamos
“ciudadanía global” y “corresponsabilidad”.
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Generación de convivencia, de paz. Porque paz
no es sólo ausencia de guerra, sino inteligencia emocional, gestión adecuada de
los conflictos, proceso compartido, dignidad, justicia social, …
●
Creatividad, creación, participación porque la
EpDCG hace
de la participación de los ciudadanos y las ciudadanas en la “cosa pública” un
objetivo prioritario, denuncia el pensamiento único y reintroduce complejidad y
alternativas de ideas y comportamientos. A través del juego y el teatro vivimos
todas estas alternativas y creamos nuevas formas de relación y participación.
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