27 abr 2011

Sesión CREATRAL 7. Las historias contadas

Transcripción de parte de las historias, de los recuerdos, a que se refiere cada objeto aportado a la sesión por los participantes. 

Habla Cl
Esto es una ventana, tengo 14 años, soy las cuatro de la tarde, y toca clase de Física! Encima con el Morcillo, que viene con su bigote de facha, con su voz de facha, con su actitud de facha, debe ser que era facha, y se sienta y ¡a ver, Florez, por qué página vamos?, la 184 don Eusebio, pues a leer, la ley de Lavoisier, blablablabalba....

Don y morcillo empieza (ronca), entonces yo balbalbalbla, hasta que ya está clarito que está dormido.  Entonces nos acercamos, bajamos un poquito la persiana y nos quedamos todos calladitos en libertad provisional durante casi una hora, hasta que suena el timbre turrruuu y don Morcillo dice, bueno hasta mañana, buenas tardes!

Y yo mirando por la ventana, y allí es la primavera, los pájaros vuelan y yo tengo 14 años y mis hormonas...! Y viene doña Paz, que es la profesora de francés, con sus minifaldas, bueno, se nos caen las cosas y todo para ver si le vemos las bragas, que a veces es encantadora, pero hoy no toca, hoy toca declinar el verbo amar, je t’aime, tu m’aimes...

Mis ojos, mis ojos se van se van se van... por la ventana hasta que dentro ya no queda nada. Y yo sigo enamorado de esta ventana.

Habla Cch:
Yo tengo esta marioneta, es la patita, esta patita me trae muchos recuerdos, con esta patita conecté, interactué con una niña sorda que vino de Ecuador, que no sabían los padres que era sorda y que no había forma de que nadie se acercase a ella y bueno, fue el vehículo de podernos comunicar y la verdad es que me trae muchos recuerdos. 

Pues era una niña, llegó con 5 años y cuando llegó al colegio (además empezó cuando ya el curso había comenzado) los padres no avisaron de que era sorda y fue la profesora –tenía 5 añitos- de infantil que se dio cuenta en ese mismo día de que la niña pues no hacía caso, no contestaba y bueno pues ya empezamos a hacerle pruebas, empezamos a ver qué pasaba y ya nos dimos cuenta de que era sorda.

La niña había cambiado de todo, de país, de sitio, de espacio..., y la costó muchísimo, se encerró y no quería hablar con nadie, no quería estar con nadie, no miraba a los ojos, y bueno pues había que buscarle alguna...

Fue casualidad quizás, cogí esta patita y la patita cogía cada cosa, como ella no hablaba, porque a veces, bueno, tenía signos naturales evidentemente y no sabía la lengua de signos ni nada, entonces a través de dibujos y a través de fotografías de objetos reales la patita iba cogiendo cada una de las fotografías y se lo iba dando, y así interactuando con caricias de la patita.. pues conseguimos ya abrirse al mundo y la verdad es que ahora mismo es una chica, una adolescente muy maja, la hicieron un implante clocear y pues prácticamente es oralista, aunque sabe muy bien la lengua de signos, pero es oralista.

Habla At:
Alguno se va a reír mucho, mucho. ¿Sabéis a qué me recuerda esto? Me recuerda al pan, al pan con chocolate, yo tendría 8 años, 9, no lo sé, y esto eran unos cuentecitos que venían en el chocolate, igual que después venían cromos y cosas para coleccionar y demás, pues había estos cuentecitos que venían con el chocolate, entonces me recuerda a las meriendas y al pan con chocolate que me gustaba muchísimo y casi cuando lo estoy contando me evoca el sabor a sabor a esas tardes de pan con chocolate. 

Y luego este cuentecito, pues claro, en un principio me lo leía, conservo 5, 6 ó 7 de estos cuentecitos, lo he releído mucho tiempo después y esta tarde al venir también me lo he vuelto a leer y son como cuentecitos que descubres cosas, nos van descubriendo diferentes cosas en las diferentes edades en las que lo vas leyendo.
Y nada, lo llevamos a la escuela, y en la escuela pues se lo enseñábamos a la maestra y tal y yo creo que alguno se quedó la maestra o el maestro -ya no sé quién era- porque yo sé que tenía muchos cuentos de estos y al final tengo, pues eso, 5 ó 6.

Y nada más, es un cuentecito muy chiquitito y este se llama El sabio y su sombra y viene a decir un poco el dicho ese de "qué mala sombra tienes", pues cuenta un poco.., una historia tonta..., los había también cuentos clásicos, el Gulliver y tal, pero de estos que no son cuentos conocidos, que son como chiscecitos. Y esto es.     

Habla Lu:
Pues nada, esto es un... supongo que sabéis lo que es, un calientamanos!

No..

Pues yo tampoco lo sabía cuando me lo trajo clase un profesor en la facultad, uno de esos que escuchas con atención con los ojos como platos porque es como ver un documental de la 2 cada clase, había muchos de blablabalbalbla, pero ese no, ese de vez en cuando traía sorpresas como estas. No es más que una disolución de una sal que cuando aprietas en el bip metálico que hay aquí se produce un sonidito y entonces la sal precipita y se desprende calor.

Entonces, cuando yo empecé a dar mis clases, pues en el tema correspondiente y tal, intentaba llevar -claro, no el del profesor, porque él se lo llevó, pero me agencié con algún otro- y se lo llevo a mis alumnos, que les gusta, bueno se pelean por pasarlo, y encima, claro, lo bueno de eso es que cuando lo calientas al baño maría otra vez vuelve a su origen, y entonces se pelean también por llevarlo a casa, descubren ahí lo que es el baño maría... y nada, he tenido de todo, de que se lo llevan y su hermano pequeño: es que lo tenía allí y de repente a mi hermano se le olvidó y se quemó y no sé qué.., hasta que... siempre puedes confiar en ellos.

Y entonces, nada y eso, y mientras que no consiga yo ser como mi profesor que contaba documentales todos los días llevo calientamanos a clase de vez en cuando.

Habla Sy:
Bueno pues aquí traigo una cajita, se supone muy bonita, no?.... Y se supone que tiene haber alegría no? Pues no, es un mal recuerdo que ha pasado pero que siempre está ahí. Pues una chica que justamente tú le caes muy bien, eres la mejor profesora, intentas luchar por ella y un día pues se le cambia el chip y va a por ti, va a por ti, a ponerte zancadillas, levantarte la silla... Yo siempre mi vocación de pequeñita era ser profesora de Matemáticas, yo lo conseguí, yo creía que cosas tan malas no podían pasar, me di cuenta que sí.

La echaron, me perseguía con la moto detrás, con un miedo de que yo pudiera frenar el coche... La mala suerte de que solo aparezco yo en la guía de teléfonos con mis apellidos, amenazas a casa, pero pude con ello, yo dije que no va a poder conmigo y luché mucho, no hacía caso, era una batalla que no tenía que ganar por mí, sino que yo tenía un hermano pequeñito, cogía el teléfono, eran mil sustos, descolgaba y colgaba, me pasaba el día descolgando el teléfono a la hora que fuera.

Pasó unos 5 meses, era continuamente, operan a mi madre, una semana desconectamos, porque claro no estábamos en casa, la operaron en Madrid, se cansó, pero a los 4 ó 5 meses, pues otra vez. Entonces hay veces que tú piensas que esas cosas no pueden llegar a ocurrir, porque habrá cosas que... que sí que alguno que te pueda dar guerra guerra, pero hasta ese extremo, sin hacer nada, porque si alguna vez...., dices bueno!

Era, encima, la que mejor le caía, según toda la familia era una broma levantar una silla delante de la clase: ¿a ver a quién le cabe una silla en la cabeza?... La madre, que yo era una exagerada, que eso es una broma, no sabes aguantar bromas!
Yo donde estaba había tarimas, me ponía zancadilla para que me intentara caer, no me dejaba salir de clase, se ponía a empujones, era más fuerte que yo... bueno, yo lo bueno que saco de esto es que no pudo conmigo, yo pude haber pedido una baja por depresión porque ya te digo que un año continuo es muy duro, pero lo bueno es que sé que si puedo con eso, yo creo que puedo con más cosas.

Entonces, parece una caja bonita, pero no tiene muchos buenos recuerdos.

Habla Mna:
Este no es exactamente el boli de la ocasión, pero sí se parece en que son bolis que pesan y ahora os cuento mi historia.

Yo en el instituto, bueno y en el cole también, era muy bonita, una niña ejemplar, todas esas cosas, y estaba en un grupo en el que era complicado, había muchos alumnos que eran regulares, y un día al finalizar una clase nos habían explicado cómo funcionaba la ley de la palanca, terminó esa clase, se fue el profesor y a continuación entró el de francés.

Yo estaba con mi compañero explicándole cómo era lo de la ley de la palanca, el brazo más largo, el brazo más corto, que ya entonces me gustaban también esas cosas.  Y tenía el boli y le dije: es que no te enteras, te voy a hacer una demostración! Mira, si lo pones más corto, y le doy así, cae cerca!

A todo esto el profesor de francés ya había empezado la clase y nosotros en bajito. Delante de mí se sentaban una pareja de estos que eran de aúpa, yo era la buena. Seguí con mis deducciones de la ley de la palanca, y le dije: si fuera el brazo más largo y le das, va a coger mucha fuerza. Que no, que sí, que no que sí... Mira, di y en la demostración salió disparado, era uno de estos que se lo había quitado a mi padre, porque todo el mundo llevaba bolis de estos y yo no tenía, se lo cogí a mi padre, salió disparado y pom se clavó en el armario. Todo esto en medio de la clase, que nosotros estábamos hablando bajito, pero en silencio.

El profesor de francés, que lo vio: quién ha hecho eso? Directamente miró para donde más o menos pudo venir, al que estaba delante, que era uno de los piezas de la clase, y yo me quedé callada y no fui capaz de decir que había sido yo.

Y el otro, tranquilamente, se volvió, me miró, y dijo: pues sí, he sido yo, qué pasa!
-Tú a mí no me contestas, fuera!

Yo dejé que le echaran fuera. Mi compañero, que estaba igual de asustado que yo tampoco dijo nada, ni me dijo que lo intentara, yo esperé, siguió la clase, el otro se fue tan tranquilo, yo aguanté por lo menos casi hasta el final de la clase sin ser capaz de decir que había sido yo.

Ya por fin levanto la mano: don Celestino, que no ha sido Menorto, que he sido yo!

-Es que, es que siempre eres igual de buena, es que no vas a aprender, es que no sé qué! Le juro que he sido yo! Mira, me parece muy bien tu actitud por tu compañero, no sé qué y no sé cuántos, doble castigo!

Y yo, pero cómo que doble castigo? Yo ya...!, con lo que me había costado superar y decir que había sido yo, que encima le siguieran echando la culpa! Vamos, al profesor no le cabía que hubiera podido ser yo, yo comencé a llorar, buena buenísima... Marina, no se qué lo que mereces, no sabía ya a quién decir... total, se acabó la clase, se fue, entró el otro, yo llorando, yo más blanca que nada, me disculpé con el Menorto:

-Perdona que no haya dicho nada.
-Que no pasa nada, si a mí me echan todos los días!

Me quedé hecha polvo, a partir de ahí, él que era como extremo de la clase y yo otro nos hicimos súper amigos, nos llevábamos muy bien, luego fuimos a hablar con profesor, no hizo ni caso, porque unos tienen una fama, otros otra; y dio igual que yo lo dijera, que lo jurara, yo hablé con mi tutora para que no le castigara... dio lo mismo. Tuvo su parte mala...., pero ahora somos amigos.  

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